La torcacita
Un gris de cielo pizarra,
negros los ojos y el pico.
(En el macho, el gris se azula
y en reflejos se hace rico).
Palomita blanca,
Vidalita,
de mi corazón...
Dice la canción,
palomita.
Tú no cantas, sino lloras,
ni eres blanca, palomita;
pero tienes no sé qué
de blancura y vidalita.
La suavidad algo triste
y una dulzura infinita,
la atildada pulcritud
de damisela o monjita.
Palomita de la Virgen,
y tórtola, y torcacita,
el cariño de las gentes
con nombres tiernos te cita.
Verano: sol y bochorno.
La siesta: el campo dormita;
se escucha sólo tu arrullo
como un gemir, tortolita.
Como el latido monótono
de un corazón que palpita:
el corazón de los campos,
donde una angustia se agita.
Llora la moza burlada
que en el dolor se marchita,
la que sufre mal de ausencia,
la que tiene alguna cuita...
Tú lloras por todas ellas
y, en tu llanto, palomita,
lloran ellas sus pesares
y tu nostalgia infinita...
porque tiene tu canción
no sé qué de vidalita.
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