El misto
Chispea y, en la penumbra,
se dijera que salpica
chispas de vidrio y de mica,
y poco a poco la alumbra.
Chispea y las alas vibra
cual si hubieran relaci�n,
y fuera la vibraci�n
la que ese chispeo libra.
Chip�o... y, cada chip�o...
que sobre el campo desciende,
entre los pastos se enciende
enternecido en roc�o...
As�, antes que el sol alumbre,
entre el roc�o y el canto,
comienza a clarearse el campo
de gracia, m�s que de lumbre.
Y ya lo vamos a ver
cuando el d�a abra los ojos,
en bandada, a los rastrojos
se ir� dejando caer.
Cae redoblando y, en alto,
las alas inmoviliza...
parece que se desliza
por el hilo de su canto.
Luego insiste en el redoble
y se "duerme" redoblando...
y da el coraz�n cantando
como todo artista noble.
Y al desbordar su lirismo
en armoniosa cascada,
con la cabeza inclinada
parece escucharse �l mismo.
Viste un traje bien sencillo,
color de trigo maduro;
arriba algo m�s oscuro
y abajo m�s amarillo.
Es pariente del dorado,
pero es un pariente pobre;
pues tiene apenas de cobre
lo que aquel de oro sellado.
Aunque a las veces tambi�n
�como en la vida acontece
que el m�s pobre se enriquece-
se dora bastante bien.
Es simp�tico y cordial,
su af�n crece con el d�a
y le salta la alegr�a
como en chispas de cristal.
No es raro si, a la distancia
de los a�os, con amor,
mi verso humilde lo glosa:
�qui�n no ha tenido en la infancia
un misto "redoblador"
y una trampera "celosa"...?
|